Ya sea en Shaolin o en Wudang, nuestros estudiantes no solo practican artes marciales, sino que también siguen un programa escolar, porque es importante trabajar tanto el cuerpo como la mente.

Las artes marciales chinas son conocidas por sus beneficios físicos, mentales y espirituales. Sin embargo, también pueden ayudar a mejorar el rendimiento académico. De hecho, la práctica de las artes marciales chinas ayuda a nuestros estudiantes a desarrollar habilidades como la concentración, la memoria, la resolución de problemas y la perseverancia, todas esenciales para el éxito.

La concentración es una de las capacidades más importantes para tener éxito en los estudios. Los estilos internos como el Tai Ji Quan o el Qigong pueden ayudarnos a desarrollar nuestra capacidad de concentración aprendiendo a enfocarnos en la respiración, los movimientos y los pensamientos.

La memoria también es un aspecto importante. Las artes marciales chinas, especialmente las formas (Taolu), pueden mejorar nuestra memoria al enseñarnos movimientos y técnicas de memoria. La práctica regular puede ayudarnos a mejorar nuestra capacidad para retener información, como fechas históricas, fórmulas matemáticas o definiciones.

La resolución de problemas también es una habilidad necesaria para el éxito escolar. La práctica del combate puede ayudar a desarrollarla enseñándonos a pensar rápidamente y a tomar decisiones bajo presión. Así, mejoramos nuestra capacidad para resolver problemas como ejercicios matemáticos o cuestiones científicas.

Finalmente, la perseverancia es una habilidad esencial. Las artes marciales chinas ayudan a desarrollarla al enseñarnos a continuar a pesar de los desafíos y obstáculos. La práctica regular de nuestro arte requiere disciplina y constancia para dominar los movimientos y las técnicas. Esta perseverancia puede transferirse a los estudios y ayudarnos a seguir trabajando duro para alcanzar todos nuestros objetivos.

También es importante señalar que la práctica de las artes marciales chinas puede ayudar a mejorar la autoestima y la confianza en uno mismo, dos factores clave para un buen rendimiento. Permite a los practicantes sentirse más seguros en su cuerpo y en su mente, lo que puede ayudarles a sentirse más confiados en cualquier situación, incluso en un contexto académico.